Los docentes debemos examinar nuestra materia, nuestros alumnos, los recursos que se disponen y nuestras pasiones en un proceso que puede iniciarse de múltiples maneras.
Comenzar con preguntas como:
¿Con qué temas realmente esenciales para tener éxito deben lidiar nuestros alumnos?
¿Hay algo que fascina a nuestros alumnos y que podrían sugerirnos un camino para introducirlos en un tema que necesitan aprender?
¿Cómo podemos conectar nuestras propias pasiones con el currículo?
Hay suficientes ejemplos para motivarnos y mejorar nuestra propia práctica de enseñanza en pos de enriquecer a los alumnos. Uno de ellos es lo expresado en la película "Escritores de Libertad":
La historia se desenvuelve en una Preparatoria Woodrow
Wilson, H.S. en el aula 203; trata de que al principio los muchachos se
influenciaban mucho por su contexto, no creían en sí mismos, para ellos solo
importaba su apariencia si era latino, afroamericano, asiático, etc. Ellos
peleaban por territorio, raza y respeto, o al menos eso era lo que tenían
inculcado gracias a la educación que habían tenido y en gran parte por que la
sociedad los llevaba a ese punto. Dewey, en la lectura “como pensamos” nos dice
“Pensar es la corriente de la conciencia, es la corriente de ideas que pasan
por nuestra mente y se les da el nombre de pensamientos”.
Al llegar la maestra, las cosas empiezan a cambiar, para ella y para los alumnos; primero, ella pensaba que sería fácil y al reconocer que no lo sería así, se desanimó. Pero continuó porque creía que si cambiaba su método de enseñanza podía llegar a su meta; y lo hizo.
LOS MAESTROS QUE DEJAN HUELLA SON LOS QUE A PESAR DE VIOLAR LAS REGLAS DE LA PEDAGOGÍA MANTIENEN LA CONTINUIDAD DEL PENSAMIENTO.
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